viernes, 5 de febrero de 2010

¿RESPONSABLES O NO DEL FRACASO ESCOLAR?

Martinez RamosTrinidad
Ramos Rodríguez Ana


El siguiente artículo trata sobre la influencia del clima familiar en el rendimiento escolar a continuación presentamos el marco teórico y las estrategias sobre la relación señalada.

Influencia del clima familiar en el rendimiento escolar

El bajo rendimiento en la escuela se ha convertido en un problema preocupante por su alto índice de incidencia en los últimos años. Al buscar las causas de que el alumno no consiga lo que se espera de él, y desde una perspectiva holística , no podemos limitarnos a la consideración de factores escolares ( profesor/alumno, agrupación de los alumnos, características del profesor, tipo de centro y gestión del mismo) sino que es preciso hacer un análisis de otros factores que afectan directamente al alumno como pueden ser factores personales (inteligencia y aptitudes, personalidad, ansiedad, motivación, autoconcepto ), factores sociales (características del entorno en el que vive el alumno) y factores familiares (nivel socioeconómico familiar, estructura, clima,etc.) (Ladrón de Guevara, 2000).

El clima familiar es uno de los factores más analizados en relación con el bajo rendimiento escolar. El clima familiar (entendido como rasgos, actitudes y comportamientos de los miembros del grupo familiar, principalmente los padres) resulta ser un subsistema muy importante por su relación con el trabajo escolar del alumno, y para valorarlo suele hacerse referencia a los intercambios (afectivos, motivacionales, intelectuales, estéticos , etc.) producidos en el seno de la familia; a la utilización del tiempo de permanencia en el domicilio por los diferentes miembros de la unidad familiar; y a las relaciones establecidas entre la familia y su entorno(Gómez Dacal, 1992).

El clima afectivo creado en la familia es un elemento esencial para la buena marcha académica del alumno (Pérez Serrano, 1984); la importancia de las actitudes, expectativas y valores que los padres otorgan a la función escolar y al trabajo académico, que se concreta en determinadas actuaciones, cogniciones y formas de vida familiar, condicionan el progreso académico de los niños (Martínez González, 1992).

Las características que definen un ambiente familiar positivo son : la comprensión, el respeto, el estímulo y la exigencia razonable; el alumno que crece en un clima así, se siente integrado y adaptado a la familia, aceptando sus normas, valores y actitudes, lo que es importante para el desarrollo de actitudes positivas hacia las tareas intelectuales y académicas (Martínez González, 1992). Los alumnos con éxito escolar disponen de un clima familiar que ayuda y fomenta la actividad exploratoria, que orienta hacia la tarea, que estimula la evaluación de las consecuencias del comportamiento propio, que estimula la verificación y comprobación de sus acciones, que da con frecuencia feed-back positivos, ofrece índices e informaciones específicos y pertinentes, y plantea más preguntas y cuestiones (Palacio-Quintín, 1988).

También se ha puesto de manifiesto la fuerte relación existente entre un clima familiar tenso y las dificultades acusadas por los niños para seguir con eficacia un curso escolar normal (Salvador Mata, 1985). En los alumnos con historial de fracaso escolar se da un perfil de ambiente familiar más directivo, en el que los padres intervienen más directamente en la conducta del niño, se expresan de manera más imperativa, resuelven al hijo directamente los problemas, orientan poco hacia la tarea y les dan un feed-back más negativo (Palacio-Quintín, 1988).

La posibilidad de gozar de un clima familiar que estimule el enriquecimiento intelectual y cultural guarda estrecha relación con el nivel socio económico de la familia (Martínez González, 1992), aunque hay familias en las que, a pesar de contar con todos los recursos materiales, culturales e intelectuales necesarios para cursar estudios de forma satisfactoria, los hijos no los obtienen ( Pérez Serrano 1984) debido a un clima afectivo desfavorable que impide a los chicos sentirse seguros, tranquilos y con capacidad para mantener atención y concentración. También es preciso señalar en este punto que los alumnos de familias con clima muy positivo pueden no beneficiarse de éste si permanecen poco tiempo interactuando en él.

Un clima tenso, ansioso, no equilibrado y en el que no están cubiertas las necesidades básicas, no es el óptimo para suscitar interés y progreso escolar en los hijos (Martínez.González, 1992), y como consecuencia de esto se produce en el alumno una disminución de la motivación de logro, la asimilación de modelos conductuales y de lenguaje defectuosos, una percepción de inadecuación entre los códigos utilizados en casa y en la escuela, una falta de autocontrol en el trabajo, y dificultades en el lenguaje interior y en la lectura (Ladrón de Guevara 2000).

Un clima educativo estimulante y estable, caracterizado por una estabilidad en las relaciones entre todos los miembros de la familia y expectativas adecuadas de los padres hacia los hijos, favorecen un mejor desarrollo escolar (Fullana, 1996).

Estrategias que pueden ayudar a las familias a paliar los efectos negativos de pautas equivocadas de educación sobre el rendimiento académico de sus hijos:

1.- Crear un clima afectivo que favorezca el equilibrio emocional del alumno, haciéndole que se sienta seguro de si mismo; basando las relaciones padres-hijos en el respeto y espíritu democrático, con el fin de fomentar en el hijo una autonomía responsable (lo que no impide el seguimiento de sus actividades ni el consejo).
2.- Ofrecer al hijo un modelo de identificación en la asimilación de responsabilidades, en la aceptación de limitaciones personales, en la solidaridad con los otros, etc. De acuerdo a lo que corresponde con su edad; favoreciendo la comunicación y solidaridad entre los miembros de la comunidad familiar , evitando la metacognición.
3.- Mostrar preocupación por los problemas afectivo-sociales de sus hijos, tratando de solucionarlos desde el punto de vista de estos; deben así mismo motivar a los hijos ofreciéndoles alternativas para que puedan elegir respetando dicha elección., sin evitar las frustraciones que se le puedan originar, ya que es importante que el alumno aprenda a tenerlas y a sobreponerse a ellas.
4.- Apoyar a sus hijos en las tareas escolares, haciendo más hincapié en los conocimientos que van adquiriendo que en las calificaciones obtenidas; es importante también que traten de reforzar lo positivo de la conducta del hijo.
5.- Evitar el castigo ya que éste supone la reducción de la confianza del sujeto en si mismo; disminuye el nivel de aspiraciones y la motivación en general, desencadenando mecanismos de defensa (inhibición, complejo de inferioridad, sumisión excesiva, etc.), que en modo alguno benefician al alumno.

Referencias

Fullana, J. (1996). La prevención del fracaso escolar: un modelo para analizar las variables que influyen en el riesgo de fracaso escolar. Bot-dón. 48(2), 15 1-167.
Gómez Dacal, 0. (1992). Rasgos del alumno, eficiencia docente y éxito escolar.Madrid: La Muralla.
Ladrón de Guevara, C. (2000). Condiciones sociales y familiares y fracaso escolar En Marchesi, A. y Hernández Gil, C. (eds.) El fracaso escolar Madrid: Doce Calles.
Martínez González, R. A. (1992). Factores familiares que intervienen en el progreso académico de los alumnos. Aula Abierta, 60, 23-39.
Palacio-Quintín, E. (1988). Environnement familial et development cognitif de l’efant. Comunicación presentada al 56 Congreso de la ACEAS, Moncton, Canadá.
Pérez Serrano, M. (1984). El papel de los padres ante el fracaso escolar. Educadores, 130, 749-766.
Salvador Mata, E. (1985). Aspectos de la personalidad adolescente y rendimiento académico III Seminario sobre Modelos de Investigación Educativa. Gijón, 1985.
). Rasgos del alumno, eficiencia docente y éxito escolar

No hay comentarios:

Publicar un comentario